viernes, 31 de diciembre de 2010

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"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas"




(P. Neruda)

sábado, 18 de diciembre de 2010

Escritura





Afuera llueve
Tu mano escribe a mi lado un poema
Veo caer la lluvia
Los trazos emiten un sentido
En los charcos de la calle flotan palabras
Una lenta humedad de signos nos ciñe al respirar
Estoy empapado de ti cuando te leo
Somos ya una misma esencia
atrapada entre agua y escritura.


(E. Jaramillo)



jueves, 16 de diciembre de 2010

Tu Recuerdo




Siento que se despega tu recuerdo
de mi mente, como una vieja estampa;
tu figura no tiene ya cabeza
y un brazo está deshecho, como en esas
calcomanías desoladas
que ponen los muchachos en la escuela
y son después, en el libro olvidado,
una mancha dispersa.
Cuando estrecho tu cuerpo
tengo la blanda sensación de que
estás hecho de estopa.
Me hablas, y tu voz viene de tan lejos
que apenas puedo oírte.
Además, ya no te creo.
Yo mismo, ya curado
de la pasión antigua,
me pregunto cómo fue que pude
amarte,
tan inútil, tan vana,
tan floja que antes del año
de tenerte en mis brazos
ya te estás deshaciendo
como un jirón de humo;
y ya te estás borrando
como un dibujo antiguo,
y ya te me despegas en la mente
como una vieja estampa!




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(N. Guillén)


martes, 14 de diciembre de 2010

Me doy cuenta de que me faltas...




Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.



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(J. Sabines)

martes, 30 de noviembre de 2010

Voy a hacerte feliz...



(A. Gala)

Voy a hacerte feliz. Sufrirás tanto
que le pondrás mi nombre a la tristeza.
Mal contrastada, en tu balanza empieza
la caricia a valer menos que el llanto.

Cuánto me vas a enriquecer y cuánto
te vas a avergonzar de tu pobreza,
cuando aprendas -a solas- qué belleza
tiene la cara amarga del encanto.

Para ser tan feliz como yo he sido,
besa la espina, tiembla ante la rosa,
bendice con el labio malherido,

juégate entero contra cualquier cosa.
Yo entero me jugué. Ya me he perdido.
Mira si mi venganza es generosa.


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sábado, 20 de noviembre de 2010

La Casa


(L. Zerón)

Llegó el momento de partir
el hogar en dos.
Bien:
comencemos por los rincones donde las arañas
tejieron también su historia.
Hablemos de los muros y sus cuadros.
¿Cuál eliges?
¿El del día de la boda,
el retrato de la niña
o el de vacaciones en verano?
Quiero el antiguo bodegón
para recordar las comidas familiares.

Mira la casa:
permanece ahí de pié
pero sin alma.

¿Con cuál alcoba deseas quedarte?
¿Aquella donde los gemidos
algunas vez fueron música perfecta?
¿O el cuarto azul
donde echó raíces la cuna para siempre?
¿O el jardín
donde todavía se columpian las sonrisas?

Deseo la terraza,
esa roja plataforma de minúsculos ladrillos
donde lluvias y palomas encontraron su refugio,
donde todavía transpiran las estrellas
y no hay sombra que oculte los engaños.

Te regalo los espejos
saturados de susurros, ecos familiares,
desfigurados rostros
que hoy se desangran en reproches.

Pero tienes razón:
tal vez aquí ya nada nos retenga.
A la frontera tal vez llegamos
entre el amor que vacila y las cenizas.

Viéndolo bien,
no puedo partir en dos la casa:
te la regalo toda
con todo y promesas de futuros sublimes.

Como cortinas viejas
te regalo lo que queda:
este cielo sombrío
y este desvencijado viento
que dejaste al cerrar la puerta principal.



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martes, 16 de noviembre de 2010

No se me importa un pito que las mujeres...


(O. Girondo)

No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.




º

sábado, 13 de noviembre de 2010

Intermedio Sentimental


(J.L. García Martín)
Has llegado a mi vida
sin avisar, sin llamar a la puerta,
con tus botas gastadas,
con tu sonrisa herida,
y has derribado de un soplo
la muralla de tinta y de papel
que protegía mi mundo.
¡Era tan grata tanta soledad!
Pronto te irás. Adiós, adiós.
¿Qué me dejarás cuando te vayas?
¿Sólo dolor mientras se desvanece
ese olor a infancia y paraíso
que has traído contigo?
Mi corazón, hotel de pocas noches.
Te acaricio y sonrío.
Ya sé que estás de paso.
Que te dejas querer
un poco por piedad,
por gratitud,
que abandonas tu cuerpo
como un dócil juguete
mientras que tú te ausentas,
cierras los ojos,
piensas en quienes has amado,
en quien secretamente deseas,
nunca en mí.
Pero estás en mis brazos,
no en los suyos.
Ya sé que vivo de prestado,
nunca pude vivir de otra manera.
Cuando te hago reír,
cuando distraído sonríes,
cuando me veo reflejado en tus ojos
(también cuando muy lejos y a mi lado
pareces ser feliz),
el mundo se detiene
y baila sobre un pie.



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jueves, 11 de noviembre de 2010

Ovación



(M.C. González)

Este manantial de caricias
no morirá jamás

Será -después de la partida-
paloma
viento
incienso
arena de desierto




lunes, 1 de noviembre de 2010

Retozo


(J. Rojas)


Escucha, no importa que te lo diga
por teléfono,
de todos modos son palabras
a tu oído.

Te amo.

¿Por qué somos así?

Mientras tú hueles una rosa
yo gusto un vino.

Porque somos así
iguales cada uno
en la plenitud de su destino.

Me amas como soy
si no sería equivocarte.

Te amo, y me equivoco
y vuelvo a amarte.

¡Cómo te amo!



jueves, 28 de octubre de 2010

En vez de una carta...

(V. Maiacovski)


En vez de una carta.
El humo del cigarrillo consumía el aire,
El cuarto parecía un capítulo
del "Infierno" de Kruchoni.

¿Recuerdas,
detrás de esta ventana,
por primera vez,
acaricié tus manos extasiado?
Hoy, sentado estoy,
y tengo el corazón aprisionado.

Pasarán los días,
y tal vez,
me echarás, insultándome.

Ya no entraré en el oscuro pasillo de tu casa,
con las manos temblando.
Saldré por fin,
y arrojaré mi cuerpo a la calle,
salvaje,
enloquecido,
desgarrándome desesperado.

No hace falta eso, querida,
mi buena amiga,
mejor despidámonos ahora.

Igual mi amor,
será una cadena que colgará siempre de ti, adonde vayas.
Déjame llorar en un último grito,
la amargura de mis quejas ofendidas.

Si a un buey lo matan de trabajo,
se echará a descansar sobre la hierba fresca.

Para mí,
más que tu amor, no me consuela nada.

Y tu amor ni con el llanto me otorga algún descanso.

Si el elefante busca reposo
se acostará solemne sobre la arena ardiente.

Para mí,
No hay otro sol más que tu amor,
aunque no sepa dónde estás, ni con quién.

Si así viviese atormentado el poeta,
cambiaría el dinero y la gloria por su amada,
mas para mí,
no hay sonido más alegre,
que el sonido de tu nombre amado.

Y no me arrojaré al abismo,
y no tomaré veneno,
y no podré apretar el gatillo en las sienes.

Para mí,
tu mirada,
tiene más fuerza y poder,
que el filo de cualquier navaja.

Mañana olvidarás,
que yo te he coronado,
que el alma florecida la he consumido de amor.

Días de trajín barrearán el carnaval desordenado,
y las cuartillas de mis versos se perderán.

..

Acaso alguna vez mis páginas, cual hojas secas
te obligarán a detenerte,
a respirar con avidez.

Déjame,
aunque más no sea,
alfombrar con mi última amargura,
tu paso que se aleja.



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Hablen, tienen tres minutos


(JC)

Hablen, tienen tres minutos

De vuelta del paseo
donde junté una florecita para tenerte
entre mis dedos un momento,
y bebí una botellas de Beaujolais,
para bajar al pozo donde bailaba un oso luna,
en la penumbra dorada de la lámpara
cuelgo mi piel y sé que estaré solo en la ciudad
más poblada del mundo.

Excusarás este balance histérico,
entre fuga a la rata y queja de morfina,
teniendo en cuenta que hace frío,
llueve sobre mi taza de café,
y en cada medialuna
la humedad alisa sus patitas de esponja.

Máxime sabiendo que pienso en ti obstinadamente,
como una ciega máquina, como la cifra que repite
interminablemente el gongo de la fiebre
el loco que cobija su paloma en la mano,
acariciándola hora a hora
hasta mezclar los dedos y las plumas
en una sola miga de ternura.

Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
volviendo del paseo donde quizá juntases
la misma florecita, un poco por botánica,
un poco porque aquí,
porque es preciso
que no estemos tan solos,
que nos demos un pétalo,
aunque sea un pasito, una pelusa.


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miércoles, 27 de octubre de 2010

El Fornicio


(G. Rojas)

Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones,
te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis... ¿Qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?

Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar las esferas
estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
para el sol,
fálicamente mía,

¡te amara!






domingo, 24 de octubre de 2010

Alargaba la mano y te tocaba...


(A. Gala)



Alargaba la mano y te tocaba.
Te tocaba: rozaba tu frontera,
el suave sitio donde tú terminas,
sólo míos el aire y mi ternura.
Tú moras en lugares indecibles,
indescifrable mar, lejana luz
que no puede apresarse.
Te me escapabas, de cristal y aroma,
por el aire, que entraba y que salía,
dueño de ti por dentro. Y yo quedaba fuera,
en el dintel de siempre, prisionero
de la celda exterior.

La libertad
hubiera sido herir tu pensamiento,
trasponer el umbral de tu mirada,
ser tú, ser tú de otra manera. Abrirte,
como una flor, la infancia , y aspirar
su esencia y devorarla. Hacer
comunes humo y piedra. Revocar
el mandato de ser. Entrar. Entrarnos
uno en el otro. Trasponer los últimos
límites. Reunirnos.....

Alargaba la mano y te tocaba.
Tú mirabas la luz y la gavilla.
Eras luz y gavilla, plenitud
en ti misma, rotunda como el mundo.
Caricias no valían, ni cuchillos,
ni cálidas mareas. Tú, allí, a solas,
sonriente, apartada, eterna tú.
Y yo, eterno, apartado, sonriente,
remitiéndote pactos inservibles,
alianzas de cera.

Todo estuvo de nuestra parte, pero
cuál era nuestra parte, el punto
de coincidencia, el tacto
que pudo ser llamado sólo nuestro.

Una voz, en la calle, llama y otra
le responde. Dos manos se entrelazan.
Uno en otro, los labios se acomodan;
los cuerpos se acomodan. Abril, clásico,
se abate, emperador de los encuentros.
¿Esto era amor? La soledad no sabe
qué responder: persiste, tiembla, anhela
destruirse. Impaciente
se derrama en las manos ofrecidas.
Una voz en la calle....Cuánto olor,
cuánto escenario para nada. Miro
tus ojos. Yo miro los ojos tuyos;
tú, los míos: ¿esto se llama amor?

Permanecemos. Sí, permanecemos
no indiferentes, pero diferentes. Somos
tú y yo: los dos, desde la orilla
de la corriente, solos, desvalidos,
la piel alzada como un muro, solos
tú y yo, sin fuerza ya, sin esperanza.
Idénticos en todo,
sólo en amor distintos.
La tristeza, sedosa, nos envuelve
como una niebla: ése es el lazo único;
ésa la patria en que nos encontramos.
Por fin te identifico con mis huesos
en el candor de la desesperanza.
Aquí estamos nosotros: desvaídos
los dos, borrados, más difíciles,
a punto de no ser....¿Amor es esto?
¿Acaso amor es esta no existencia
de tanto ser? ¿Es este desvivirse
por vivir? Ya desangrado
de mí, ya inmóvil en ti, ya
alterado, el recuerdo se reanuda.
Se reanuda la inútil existencia....
Y alargaba la mano y te tocaba.





viernes, 22 de octubre de 2010

V


(J.C)


No te voy a cansar con más poemas.

Digamos que te dije
nubes, tijeras, barriletes, lápices,
y acaso alguna vez
te sonreíste.





jueves, 14 de octubre de 2010

Sabor


(R. Ferrer)



Sobre la lengua
la memoria salada de tus ojos
y los zumos del beso.

Sobre los pliegues de la lengua
el desolado gusto de la ausencia,
la candente sazón de nuestro aliento.

Sobre la penumbra de la lengua
no tanto la dulzura entrelazada
sino el ácido febril del mordisqueo.

Sobre mi lengua alfarera
la posta de tus ojos insomnes,
el largo itinerario de tu cuerpo.

Sobre la lengua
el metálico sabor de tu deseo.


Mayo de 1994




miércoles, 6 de octubre de 2010

Amor 77

(J.C)




Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.




sábado, 2 de octubre de 2010

Lo que pasa


(J. Gelman)

Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,
mis manos, mi cabeza,
y lo que es más, mi soledad, la gran señora,
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aún, todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche,
en la tormenta, en la desgracia,
y más aún, te di mi muerte,
veré subir tu rostro entre el oleaje de las sombras,
y aún no puedo abarcarte, sigues creciendo
como un fuego,
y me destruyes, me construyes, eres oscura como la luz.



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lunes, 27 de septiembre de 2010

¿Cómo comer sin ti?


(A. Gala)

¿Cómo comer sin ti, sin la piadosa
costumbre de tus alas
que refrescan el aire y renuevan la luz?
Sin ti, ni el pan ni el vino,
ni la vida, ni el hambre, ni el jugoso
color de la mañana
tienen ningún sentido ni para nada sirven.
Allá fuera está el mar.
Allá fuera, en el mundo, estás tú.
Comiendo tú sin mí:
tu hambre, tu pan, tu vino y tu mañana.
Yo aquí, ante los manteles opacos
y la bebida amarga,
ante platos sin sabor ni colores.
Lo intento, sí, lo intento, pero cómo
comer sin ti, ni para qué...
Tú te has llevado tu olor a bosque
y el gusto de la vida.
Fuera están mar y aire.
Dentro, yo solo frente a la mesa puesta
que ha perdido su voz y su alegría.



º


sábado, 25 de septiembre de 2010

Rapsodia en Azul





miércoles, 22 de septiembre de 2010

domingo, 19 de septiembre de 2010

Un Poema de Amor


(N. Guillén)

No sé. Lo ignoro.
Desconozco todo el tiempo que anduve

sin encontrarla nuevamente.
¿Tal vez un siglo? Acaso.
Acaso un poco menos: noventa y nueve años.
¿O un mes? Pudiera ser. En cualquier forma
un tiempo enorme, enorme, enorme.
Al fin como una rosa súbita,
repentina campánula temblando,
la noticia.
Saber de pronto
que iba a verla otra vez, que la tendría
cerca, tangible, real, como en los sueños.
¡Qué trueno sordo
rodándome en las venas,
estallando allá arriba
bajo mi sangre, en una
nocturna tempestad!
¿Y el hallazgo, en seguida? ¿Y la manera
que nadie comprendiera
que ésa es nuestra propia manera?
Un roce apenas, un contacto eléctrico,
un apretón conspirativo, una mirada,
un palpitar del corazón
gritando, aullando con silenciosa voz.
Después
( Ya lo sabéis desde los quince años )
ese aletear de las palabras presas,
palabras de ojos bajos,
penitenciales,
entre testigos enemigos,
todavía
un amor de "lo amo"
de "usted", de "bien quisiera,
pero es imposible..." De "no podemos,
no, piénselo usted mejor...."
Es un amor así,
es un amor de abismo en primavera,
cortés, cordial, feliz, fatal.
La despedida, luego,
genérica,
en el turbión de los amigos.
Verla partir y amarla como nunca;
seguirla con los ojos,
y ya sin ojos seguir viéndola lejos,
allá lejos, y aún seguirla
más lejos todavía,
hecha de noche,
de mordedura, beso, insomnio,
veneno, éxtasis, convulsión,
suspiro, sangre, muerte...
Hecha
de esa sustancia conocida
con que amasamos una estrella.




sábado, 18 de septiembre de 2010

Amorosa Anticipación



(J. L. Borges)

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso
y tácito de niña,
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso
como mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria
del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha que
la memoria elige,
me darás esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
Arrojado a quietud,
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré, por vez primera, quizá,
como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo,
sin el amor, sin mí.






viernes, 17 de septiembre de 2010

Me encanta Dios



Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano
y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de manos.

Nos ha enviado algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo-, la vida, sea para siempre.

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang....Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.

A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso, que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, y mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -se agita y crece- cuando Dios se aleja.

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable,
el borboteo de la luz, el manantial que soy.

A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.


°

domingo, 12 de septiembre de 2010

Si Tú Me Olvidas


(Pablo Neruda)

Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.





martes, 7 de septiembre de 2010

Despedida


(J. L. Borges)


Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.



º

lunes, 6 de septiembre de 2010

Mañana de Primavera


(Meng Hao-Ren)
Durmiendo en primavera no se advierte la aurora.
En el lugar dulce se oyen cantos de pájaros.
Llega la noche, hay sonidos de viento y lluvia.
Cayeron flores, quién sabe cuántas.


º

sábado, 21 de agosto de 2010

Flor de Ayer


(A. Calderón)

Roto el jarrón.
La flor durmió
todo un invierno.
Sé cómo termina un amor,
cómo se ha ido.



ღ.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Breve Historia de mi Vida

(S. Diaz Varín)


Comando soldados
Y les he dicho acerca del peligro
de esconder las armas
bajo las ojeras.
Ellos no están de acuerdo.
Y como están todo el tiempo discutiendo
siempre traen perdida la batalla.

Uno ya no puede valerse de nadie.
Yo no puedo estar en todo;
para eso pago cada gota de sangre
que se derrama en el infierno.

En el invierno, debo dedicarme
a oxidar uno que otro sepulcro.
Y en primavera, construyo diques
destinados a los naufragios.

Así es, en fin...
Las cuatro estaciones del año
no me contemplan, sino trabajando.

Enhebro agujas
para que las viudas jóvenes
cierren los ojos de sus maridos,
y desperdicio minutos, atisbando
a la entrada de una flor de espliego
de una simple abeja,
para separarla en dos,
y verla desplazarse:
la cabeza hacia el sur
y el abdomen hacia la cordillera.

Así es
como el día de Pascua de Resurrección
me encuentra fatigada,
y sin la sombra habitual
que nos hace tan humanos
al decir de la gente.


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lunes, 16 de agosto de 2010

Te quiero


(P. Neruda)

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.





martes, 10 de agosto de 2010

Última Vigilia




Qué oscuras son tus sienes,
tus manos, qué pesadas.
¿Tan lejos ya de mí
que no me escuchas?

Bajo las llamaradas de la luz
estás tan triste y tan envejecida.
Tus labios cruelmente
crispados en eterna rigidez.

Mañana será ya todo silencio,
y quizá esté en el aire
todavía el crujir de las coronas,
y un olor a podrido.

Pero las noches cada año
se vacían aún más.
Aquí, donde yacía tu cabeza
y ligera fue siempre tu respiración.




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(G. Heym. -  Versión de E.E Keil)


sábado, 7 de agosto de 2010

Los Nadie...

(E. Galeano)




Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadie con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadie la llamen,
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadie: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.





jueves, 5 de agosto de 2010

Yo la Amé... ♥


(A. Pushkin)




Yo la amé,
y ese amor tal vez,está en mi alma todavía, quema mi pecho.
Pero confundirla más, no quiero.
Que no le traiga pena este amor mío.
Yo la amé. Sin esperanza, con locura.
Sin voz, por los celos consumido;
la amé, sin engaño, con ternura,
tanto, que ojalá lo quiera Dios,
y que otro, amor le tenga como el mío.





jueves, 15 de julio de 2010

Nocturno

(J. Rejano)


La noche nos inventa. Sus amantes,
somos sus preferidos
amantes. Oye cómo
crece su inmenso pulso derramado.
Aprisiona su informe aroma.

¿Duermes?

Soñamos juntos al labio del abismo.

La noche nos inventa. Yo te tengo,
ámbar toda. Tú cortas de mi sangre
las amapolas más lejanas. Bajo
la apasionada luna de tus sienes
advierto que. la noche entra en nosotros,
se enardece lo mismo que yo.

¿Sueñas?

Despiertos, sobre el mundo navegamos.
La noche nos inventa. Va naciendo
de este extremado limbo compartido
una rosa que embriaga como el jugo
difuso de la muerte. ¡Acude! ¡Sálvame!
Salva este eterno instante, de las sombras
detén este latido final.

¿Vives?

Muertos de amor, un lirio nos conduce.




martes, 6 de julio de 2010

Aplastamiento de las Gotas



(J.C)
Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.


Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
ღ.

miércoles, 30 de junio de 2010

Capítulo 7 - Rayuela....

(J.C)



Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar. Hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua...



miércoles, 23 de junio de 2010

Viceversa . . .


(M. Benedetti)





Tengo miedo de verte, necesidad de verte, esperanza de verte, desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte, preocupación de hallarte, certidumbre de hallarte, pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte, alegría de oírte, buena suerte de oírte, y temores de oírte.
o sea, resumiendo, estoy jodido y radiante, quizá más lo primero que lo segundo
y también viceversa.


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viernes, 18 de junio de 2010

Poema a boca cerrada



(J. Saramago)

No diré:
que el silencio me sofoca y me amordaza.
Callado estoy, callado quedaré,
ya que la lengua que hablo es de otra raza.

Las palabras consumidas se acumulan,
se contienen, cisterna de aguas extinguidas,
penas ácidas en limos transformadas,
fondo vaciado con raíces torcidas.

No diré:
que ni siquiera el esfuerzo de decirlas merecen,
palabras que no digan lo que sé
en este retiro en que no me conocen.

Ni sólo lodos se arrastran, ni sólo limos,
ni sólo animales flotan, muertos, miedos,
turgentes frutos en racimos entretejidos,
en el negro pozo desde donde suben dedos.

Sólo diré,
crispadamente recogido y mudo,
que el que se calla cuando me callé
no podrá morir sin decirlo todo.



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miércoles, 16 de junio de 2010

Que se quede el infinito sin estrellas...


(S. Sarduy)


Que se quede el infinito sin estrellas,
Que la curva del tiempo se enderece.
Y pierda su fulgor, cuando se mece
Un planeta en su abismo y en las huellas

Del estallido primordial. Aquellas
noticias recibidas del comienzo
de las galaxias, del vacío inmenso,
hoy son luz fósil. Paradojas bellas

que anuncian por venir lo transcurrido
y postulan pasado lo futuro.
Universo del pensamiento puro:

un espacio que fluye como un río
y un tiempo sin presente, opaco y frío.
El tiempo de la espera y del olvido.



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sábado, 12 de junio de 2010

La Ruta Natural




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miércoles, 9 de junio de 2010

Objetos perdidos





Por veredas de sueño y habitaciones sordas
tus rendidos veranos me acechan con sus cantos.
Una cifra vigilante y sigilosa
va por los arrabales llamándome y llamándome,

pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo,
si la cifra se mezcla con las letras del sueño,
si solamente estás donde ya no te busco.



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(JC)

domingo, 6 de junio de 2010

ADRB





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Raro es el vacío que has dejado en mí
viento, si te busco hay solo viento
y se ha quedado aquí
niebla vieja, trompo sin fin
puerta muerta canción de Abril

Viento que se lleva los recuerdos
que me nubla hasta tu cara
y al final no queda nada
ni la nostalgia está de poderte recordar

El cielo perdonó pero fue sabio y cruel
me dejó tumbado y como muerto
en la vereda y fue...
tan severo me hizo crecer
el tiempo injusto se fue con él

Cielo que se lleva los recuerdos
que me nubla hasta tu cara
y al final no queda nada
ni la nostalgia ésta de poderte recordar

No existe nada, sólo el anhelo de soñar
verte a vos, y saber cómo hacer
para quedarme siempre allí
y nunca más volver
no existe nada, solo el anhelo de soñar
verte a vos, y saber cómo hacer
para quedarme siempre allí
no despertarme más

Rara es la esperanza que has dejado en mí
rara y como eterna me condena
a esperar hasta el fin
puerta muerta, canción de Abril
niebla vieja, trompo sin fin


Si mis ojos vieran lejos y pudiera yo encontrarte
aunque fuera un instante, descansaría ya
de tanto caminar

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lunes, 31 de mayo de 2010

IV




Creo que no te quiero
que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte
como la mano izquierda
enamorada de ese guante que vive en la derecha.



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sábado, 22 de mayo de 2010

Carpe Noctem


(A. Huxley)




No hay futuro, no hay más pasado,
ni raíces ni frutos, flores pasajeras solo.
Acuéstate tranquila, acuéstate tranquila y la noche perdurará,
silenciosa y oscura, no por un espacio de horas,
sino eternamente. Déjame olvidar
todo menos tu perfume, todas las noches menos esta,
la pena, el infructuoso llanto, el pesar.
Solo acuéstate tranquila: este lánguido y suave embeleso
florecerá al borde del sueño y se esparcirá,
hasta que no haya nada más que tú y yo
abrazados en un silencio atemporal. Mas como
el que, condenado a morir, por la mañana estará muerto,
yo sé, aunque la noche parezca eterna, que el cielo
ha de iluminarse pronto antes del sol del mañana.



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lunes, 10 de mayo de 2010

Juego Amoroso

(B. Varela)

Las manos a la altura del aire
a dos o tres centímetros del vacío
no se mirará nada preciso
la polvareda que pasa
el inesperado cortejo de plumas
arrancadas al vuelo
la nubecilla rosada y tonta
que ya no es
el cierraojos y el ábrelos
en la breve opacidad
de una luz que no se ve
y el sueño pies de goma
y azules y brillantes
las estrellas
rientes
párpado sobre párpado
labio contra labio
piel demorada sobre otra
llagada y reluciente
hogueras


eso haremos a solas



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miércoles, 5 de mayo de 2010

El tímido susurro de la boca besada...

(J. Seifert)
El tímido susurro de la boca besada
que sonríe: Por un sí,
que hace tiempo no escucho.
Ni tampoco me toca.
Sin embargo quisiera encontrar aún palabras
que estén amasadas
de miga de pan,
o de olor de tilos.
Pero el pan se ha puesto mohoso
y el perfume amargo.

Y en torno a mí se arrastran palabras de puntillas
y me ahogan,
cuando quiero asirlas.
Matarlas no puedo,
y a mí me matan.
¡Y retumban las puertas a golpes de maldiciones!
Si pudiera obligarlas a bailar para mí
se quedarían mudas.
Y aún cojearían.

Sin embargo sé muy bien
que el poeta está obligado siempre a decir más
que lo que esconde el rumor de las palabras.
Y eso es la poesía.
De lo contrario con la palanca del verso no podría
hacer saltar el capullo de los melosos goznes
y obligar al escalofrío
a que nos recorra la espalda
mientras desnuda la verdad.



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martes, 4 de mayo de 2010

L' Amour

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viernes, 30 de abril de 2010

El Corazón Hipotecado

(C. McCullers)
Los muertos exigen una visión doble. Una parcela de más
a repartir cumpliendo un acuerdo espectral. Pues los muertos
tienen derechos sobre los sentidos de su amante, sobre el corazón hipotecado.

Mira dos veces el huerto que florece bajo la lluvia gris
Y los cielos rosas y fríos que traen una doble sorpresa.
Soporta cada requerimiento una y otra vez;
la experiencia multiplicada por dos - la deuda reconocida.
Ordena al espíritu tembloroso, al nervio inmediato
que sirva bien al amo esquizofrénico,
si no el amor ciego vagará extraviado
igual que un émulo sin hogar.

Sabida es la hipoteca contraída con los muertos.
Prepara pues, la preciada corona, la guirnalda de la puerta.
Aunque, de las recónditas cenizas, del hueso humilde
¿Saben algo los muertos?
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sábado, 17 de abril de 2010

Estoy Demasiado Cerca...

(W. Szymborska)
Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas.
Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca.
La gran casa arde
Sin mí gritando socorro.
Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño.
Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca.
Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo.
Él duerme, en este momento,
más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul.
Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo.
Mi grito sólo podría despertarle.
Pobre, limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel.
Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas.
Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido,
lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.


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miércoles, 14 de abril de 2010

Cadáveres Anónimos

(M. Darwish, Homenaje a las Víctimas de Gaza)



Cadáveres anónimos.

Ningún olvido los reúne,

Ningún recuerdo los separa...

Olvidados en la hierba invernal

Sobre la vía pública,

Entre dos largos relatos de bravura

Y sufrimiento.

“¡Yo soy la víctima!”. “¡No, yo soy

la única víctima!”. Ellos no replicaron:

“Una víctima no mata a otra.

Y en esta historia hay un asesino

Y una víctima”. Eran niños,

Recogían la nieve de los cipreses de Cristo

Y jugaban con los ángeles porque tenían

La misma edad... huían de la escuela

Para escapar de las matemáticas

Y la antigua poesía heroica. En las barreras,

Jugaban con los soldados

Al juego inocente de la muerte.

No les decían: dejad los fusiles

Y abrid las rutas para que la mariposa encuentre

A su madre cerca de la mañana,

Para que volemos con la mariposa

Fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos

Para nuestras puertas. Eran niños,

Jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja

Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos

De bravura y sufrimiento.

Luego escapaban con los ángeles pequeños

Hacia un cielo límpido.



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Tengo la Sabiduría del Condenado a Muerte

Tengo la sabiduría del condenado a muerte:

No tengo cosas que me posean.

He escrito mi testamento con mi sangre:

“¡Confiad en el agua, moradores de mis canciones!”.

He dormido ensangrentado y coronado con mi mañana...

He soñado que el corazón de la tierra era mayor que

Su mapa

Y más claro que sus espejos y mi cadalso.

He creído que una nube blanca me

Ascendía,

Como si yo fuera una abubilla con el viento por alas.

Y al alba, la llamada del sereno

Me despierta de mi sueño y de mi lenguaje:

Vivirás en otro cadáver.

Modifica tu último testamento.

Se ha retrasado la fecha de la segunda ejecución.

¿Hasta cuándo?, pregunto.

Esperaré a que mueras más.

No tengo cosas que me posean, respondo,

He escrito mi testamento con mi sangre:

“¡Confiad en el agua,

moradores de mis canciones!”

Y yo, aunque fuera el último,

Encontraría las palabras suficientes...

Cada poema es un cuadro.

Pintaré ahora para las golondrinas

El mapa de la primavera,

para los que pasan por la acera, el azufaifo

y para las mujeres el lapislázuli...

El camino me llevará

Y yo le llevaré a hombros

Hasta que las cosas recobren su imagen

Verdadera,

Luego oiré lo genuino:

Cada poema es una madre

Que busca a su hijo en las nubes,

Cerca del pozo de agua.

“Hijo, te daré el relevo.

Estoy encinta”.

Cada poema es un sueño.

He soñado que soñaba.

Me llevará y le llevaré

Hasta que escriba la última línea

En el mármol de la tumba:

“Me he dormido para volar”.

Y llevaré al Mesías zapatos de invierno

Para que camine como los demás

Desde lo alto de la montaña hasta el lago.